domingo, 22 de marzo de 2009

El Termómetro de la Palabra

Una de las maneras que Dios usa frecuentemente, y también nos ayuda a probarnos a nosotros mismos para saber cómo estamos en nuestra vida cristiana es el de confrontarnos con la palabra de Dios. No hay forma de que nos podamos esconder, cuando nos exponemos abiertamente, y frecuentemente a la palabra de Dios. En ella nos encontraremos realmente, y nos daremos cuenta, qué ajustes hay que hacer en nuestra vida diaria. Dios nos habla a través de ella, y sus palabras penetran hasta partir nuestra alma y escudriñar lo más escondido, hasta donde nadie puede penetrar. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y mas cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. ( Hebreos 4:12 )
Delante de ella será expuesto todo lo oculto, lo malo, lo que no es recto. Debemos dejar que la palabra sea la que renueve nuestros pensamientos, ya que de allí parte todo, porque éstos se convertirán en acciones, y las acciones en hábitos. Al meditar contínuamente en la palabra, ésta renovará nuestro ser, y se harán cambios de adentro hacia afuera.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bién. ( Josué 1:8 )
La palabra de Dios es la herramienta que Dios nos ha dejado, junto con su Espíritu para escudriñar nuestro andar. De nosotros dependerá el aplicarla a nuestra vida para que realmente vivamos como El quiere, y seamos prosperados en todo.

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